lunes, 20 de agosto de 2007

EL "PROFESIONAL"

Durante años se autodefinen como "profesionales" y con ello pretenden justificar lo que en el mundo del deporte se conoce como la "tiranía de las estrellas". Así, los contratos se renegocian al alza cada vez que nuestro héroe local recibe o dice haber recibido una indecente propuesta para cambiar de camiseta, o bien si ha destacado en su rendimiento individual durante la última final o incluso s sospecha que sus emonumentos están por debajo de lo que su ego merece. De igual forma y siguiendo una peculiar lógica, damos por sentado que la situación no se repetirá a la inversa y, por tanto, nadie llamará a la puerta de presidente alguno para solicitar -en nombre de la plantilla- una rebaja en sus fichas como castigo a la pésima temporada realizada. Digamos que es una de las múltiples leyes sólo aplicables al fútbol.

Pero lo que pocos sospechaban y una multitud desconocía es que además de pagarles puntualmente generosos sueldos y premios, parece que ahora toda entidad deportiva debe renunciar a percibir la más mínima compensación económica cuando quiera desprenderse de sus servicios o cuando el propio jugador quiera cambiar de aires; es más, el club está obligado a facilitar -por todos los medios- su salida.

Thiago Motta ha solicitado en las últimas semanas la carta de libertad para así poder fichar por el A.C. Milán. No contento con ello, se ha permitido reprochar al director técnico, Txiki Beguiristain, que con sus declaraciones haya "contribuído a disminuir mi atractivo en el mercado". Como observador de la realidad barcelonista a uno se le ocurre pensar que, por encima de cualquier excusa, las actuaciones irregulares, malas, muy malas o necias del propio jugador durante las últimastemporadas es lo que realmente ha fijado el bajo cartel internacional de Motta. Si además añadimos a la salsa los contínuos actos de indisciplina, comprenderemos porqué el F.C. Barcelona ha decidido colgar la etiqueta de transferible a Thiago Motta. Y es en este momento cuando la entidad está en su derecho de solicitar una compensación económica por el traspaso, más si tenemos en cuenta que, formado desde la cantera, el hispanobrasileño se ha convertido en un valor del que recuperar la inversión realizada. Si Motta no entiende estos claros términos quizá fuera buena idea que consultara con sus representantes, o mejór aún, con sus asesores económicos.

Juan Carlos Navarro es otro caso particular. Siempre entregado al deporte del baloncesto, ha sabido realizar su sueño: ser jugador del primer equipo del F.C. Barcelona. Más que eso, con el paso de los años se ha constituído como el principal referente del equipo. Pero eso ya no basta para el jugador catalán y a pesar de tener un contrato en vigor -de esos que firman los buenos "profesionales"-, ha solicitado y conseguido que el club redujera la cláusula de rescisión y de esta manera intentar la aventura americana de la NBA. Es lógico que cualquiera que reúna las condiciones de Navarro desee medir sus fuerzas en la Meca del basket pero, ¿y la profesionalidad?. Juan Carlos Navarro ficha por los Memphis Grizzlies reduciendo a la mitad sus ingresos, circunstancia que no sería ni imaginable en el hipotetico caso de negociar una renovación con el Barça; pero eso sí, debemos oir como declara que el Barcelona es el club de sus amores. Así, el resultado final para la entidad es francamente desolador: por un lado pierde a su jugador bandera (por segunda vez en menos de 5 años), por otro, los ingresos que finalmente percibirá el club no serán suficientes como para garantizar un recambio de nivel parecido y por si fuera poco, los barcelonistas debemos ver como Juan Carlos se ha quejado de "las pocas facilidades que el club me está ofreciendo".

"Semos pofesionales".

1 comentario:

Anónimo dijo...

TOTALMENTE DE ACUERDO... LOS AFICIONADOS ESTAMOS UN POCO HARTOS DE ESTOS JUGADORES, REPRESENTANTES ETC ... SI ERES UN BUEN PROFESIONAL LO ERES A LAS BUENAS Y A LAS MALAS ......