Hoy he recibido carta del Fútbol Cub Barcelona. Una vez abierta, he confirmado con desasosiego las notícias que algunos informadores comentaban: La junta directiva encabezada por l'amic "Jan" (en el Barça, todos los presidentes acostumbran a ser tratados como amigos hasta que empiezan a correr las primeras puñaladas) ha tenido la brillantísima idea de obligar al socio (que una vez compró el asiento y que regularmente paga su cuota), a tener que confirmar su asistencia en cada partido de la Copa del Rey con una antelación mínima de 3 días; en caso contrario, deberá adquirir una localidad.
La medida se entiende dentro del interés que el área económica muestra por conseguir liberar un número importante de localidades -recordemos, ya pagadas- y así poder sacar al mercado un volumen de entradas más grande, pero sobretodo, a mayor precio. Uno, que es socio desde hace décadas, cree que si bien la filosofía que impulsa este tipo de acciones es admisible dentro de un mundo profesionalizado como es el deporte de alta competición, pero no acaba de entender de dónde narices se saca Jan Laporta la obligación de imponerme que decida o no la asistencia a un partido con 72 horas de antelación y, aún más grave, de dónde nace la legitimidad como para suprimir de un plumazo el derecho que -abonando mi cuota de socio que me otorga la asistencia a diferentes competiciones- a ocupar mi plaza en el estadio.
Soriano y Laporta se ganaron mi voto y, acto seguido, mi primera amonestación verbal al elevarnos un importante % de los abonos nada más inagurar su primer mandato bajo la excusa de la delicada situación económica que vivía el club tras el "Apocalipsis Gaspar". Pero con el paso del tiempo, la masa social ha observado con asombro como el club ha dejado escapar substanciosas ingresos provenientes de uno de los capítulos más importantes del fútbol profesional en lo que a ingresos se refiere: el sponsor en la camiseta. Aún tiene que explicarme alguien cómo se puede prescindir de un patrocinador como Betandwin, que ofrecía algo más de 10m de € (o si lo prefieren por cuestiones morales, cualquier otro de los interesados por cifras similares) y acabar firmando por UNICEF a un coste del 0,7% del presupuesto de la Fundació, que paga el Barça al patrocinador!. Teóricamente, el logo UNICEF era el gancho con el que atraer a otros patrocinadores que querrían implicarse en este esfuerzo solidario: iniciamos la segunda temporada y seguimos sin notícias de Marte.
Si quieren que el club gane dinero, háganlo, pero no a costa de tomar al socio por tonto; targeta amarilla.
La medida se entiende dentro del interés que el área económica muestra por conseguir liberar un número importante de localidades -recordemos, ya pagadas- y así poder sacar al mercado un volumen de entradas más grande, pero sobretodo, a mayor precio. Uno, que es socio desde hace décadas, cree que si bien la filosofía que impulsa este tipo de acciones es admisible dentro de un mundo profesionalizado como es el deporte de alta competición, pero no acaba de entender de dónde narices se saca Jan Laporta la obligación de imponerme que decida o no la asistencia a un partido con 72 horas de antelación y, aún más grave, de dónde nace la legitimidad como para suprimir de un plumazo el derecho que -abonando mi cuota de socio que me otorga la asistencia a diferentes competiciones- a ocupar mi plaza en el estadio.
Soriano y Laporta se ganaron mi voto y, acto seguido, mi primera amonestación verbal al elevarnos un importante % de los abonos nada más inagurar su primer mandato bajo la excusa de la delicada situación económica que vivía el club tras el "Apocalipsis Gaspar". Pero con el paso del tiempo, la masa social ha observado con asombro como el club ha dejado escapar substanciosas ingresos provenientes de uno de los capítulos más importantes del fútbol profesional en lo que a ingresos se refiere: el sponsor en la camiseta. Aún tiene que explicarme alguien cómo se puede prescindir de un patrocinador como Betandwin, que ofrecía algo más de 10m de € (o si lo prefieren por cuestiones morales, cualquier otro de los interesados por cifras similares) y acabar firmando por UNICEF a un coste del 0,7% del presupuesto de la Fundació, que paga el Barça al patrocinador!. Teóricamente, el logo UNICEF era el gancho con el que atraer a otros patrocinadores que querrían implicarse en este esfuerzo solidario: iniciamos la segunda temporada y seguimos sin notícias de Marte.Si quieren que el club gane dinero, háganlo, pero no a costa de tomar al socio por tonto; targeta amarilla.
3 comentarios:
Lo de Laporta con el tema de las entradas no es nuevo, hay q acordarse lo q hizo en la Final de la Champions.
Con respecto al sponsor, nadie se cree eso del verso de no manchar la camiseta, de hecho el equipo de básquet cambio de nombre; sino q es una cuestión política (una más) de Joan.
La verdad es que la gestión que la junta directiva hizo de las entradas de la Champions fue un desastre importante y en eso no hay nada más que decir.
Con respecto al tema del sponsor en las camisetas, creo que estás equivocado. El defensor de "no manchar" la camiseta con publicidad fue Joan Gaspar. Laporta tuvo claro que eso era una tontería; por eso la de futbol ya lleva publicidad y la de básket y espero que todas las secciones. Mi crítica iba dirigido a la poca rentabilidad que por ello se ha obtenido y al fracaso de su idea de que UNICEF sería el gadget a donde acudirían otras marcas -las cuales sí deberían pagar-.
Aquí la política no se ve por ningún lado; tengamos las cosas claras.
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