
Hace aproximadamente cinco años, más por curiosidad que por otra cosa, me compré el último libro de
Johan Cruyff -con brillante prólogo de
Sergi Pàmies-. A través de él pude entender que hay genios en este mundo que desde el más absurdo punto de vista -a simple vista-, exponen unos conocimientos y una sabiduría que para sí ya quisieran figurillas como
Luis Aragonés, Javier Irureta o, en general, todos aquellos amantes del fútbol ramplón y arcaico. En esta comparación, hablar de conceptos de juego sería como comparar las acuarelas con las que nuestro abuelo entretiene sus ratos libres, con la creación de alguien como
Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni; si lo prefieren así,
Benito Floro contra
Cruyff.
Uno no se acostumbró a frases como "si tú tienes la pelota, el otro no la tiene" pero debo confesar que con once creyentes futbolistas -por este orden, primero creyentes y segundo jugadores-, se podían hacer maravillas. Hoy Johan vive tranquilo -y bien-. Y más que eso puede ver con satisfacción como sus conocimientos siguen creando escuela y que su fútbol -teórico y práctico- revolucionó para siempre el panorama español e internacional. Ya vivía convencido que el tiempo había acallado su voz cuando leo este lunes en El Periódico lo más representativo de Johan: "El fútbol es muy simple: es pasar el balón de uno al otro".
Johan, sigues siendo el mejor.
1 comentario:
Tenía sus lokuras (como todo genio) y cometió algunos errores, pero desde luego hay un antes y un después tras Johan. Este si daba fútbol espectáculo
Saludos desde http://locosxelfutblog.blogspot.com
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